El impulso digital al que se vieron forzadas las empresas durante la pandemia, especialmente en España donde aún el avance no había sido demasiado significativo en comparación con otros países de Europa, provocó que 2021 fuera, sin lugar a duda, el año del e-commerce. De hecho, según datos de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), en ese año la facturación del comercio electrónico español logró superar los 57.700 millones de euros. Por primera vez en la historia, los ingresos sobrepasaron los 50 millones de euros, pero, ¿conocemos la historia del e-commerce? ¿Sus orígenes? ¿Cuál ha sido su evolución hasta llegar al momento en el que nos encontramos hoy?
La evolución del e-commerce
Según el último informe elaborado por IAB Spain sobre e-commerce, solo en España hubo 24,7 millones de compradores online en 2021. Si tenemos en cuenta que, tal y como podemos extraer del AIMC EGM (Estudio General de Medios de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación) la población internauta (mujeres y hombres de 16 a 70 años que utilizan Internet) alcanzaba la cifra de los 31,7 millones, hablamos del 78%. Estos datos ponen de manifiesto que la compra online forma parte de nuestra vida como algo natural y no es más que el resultado de una evolución exponencial de distintas formas de “hacer trueque”, de intercambiar datos, bienes y servicios.
Pero antes de llegar a la irrupción de Internet, había dos formas de comprar desde casa: la famosa teletienda (anuncios comerciales que tuvieron sus orígenes en la década de los años 50 en EE.UU y que llegaron a España alrededor de los 90 con la televisión privada) y la venta por catálogo. Esta última tiene una antigüedad de casi un siglo y medio y fue una invención del americano Aaron Montgomery Ward, un vendedor ambulante que se dedicaba a viajar por todo el país para abastecer de productos a los comercios de las principales poblaciones.
De esta manera se dio cuenta de que había una gran parte de americanos que no tenía acceso a muchos de estos productos ya que, debido a las altas comisiones que recaudaban los intermediarios que servían a los comerciantes, la mayoría de ellos no podía permitirse pagar el precio final, especialmente las personas que vivían en zonas rurales que, por aquella época, eran la mayoría de los estadounidenses.
Fue así como Montgomery Ward ideó un método de venta que eliminó a los intermediarios para que el producto pudiera ir directamente hasta los compradores. Alquiló un almacén, adquirió un gran lote de productos y mandó imprimir miles de copias de una hoja en la que aparecían los 163 productos que iba a tener a la venta y que distribuyó entre varias cooperativas agrícolas.
Los compradores debían rellenar en la hoja los productos que querían y enviarla por correo postal. Al cabo de unas semanas recibían en su domicilio su pedido. Para los que vivían en las zonas más alejadas, los productos se enviaban a la estación de ferrocarril más cercana.
En pocos años, la venta por catálogo que había ideado se convirtió en todo un éxito, la hoja de 163 productos pasó a ser un libro de 240 páginas y más de 10.000 productos diferentes. El máximo auge se produjo a partir de 1913 cuando se puso en marcha el servicio de paquetería Parcel Post, que llevaba hasta paquetes de aproximadamente 50 libras (unos 22 kg). Los ciudadanos ya no tenían desplazarse hasta la estación de tren.
Durante el siglo XX la venta por catálogo convivió con la teletienda, que supuso una gran competencia, hasta la creación en los años 60 del EDI (Electronic Data Interchange), fecha en el que se empieza a realizar los primeros intercambios y transacciones electrónicas de datos comerciales entre empresas), y la aparición de la World Wide Web en 1989, momento en que se produce el gran cambio en la comunicación y en la comercialización a través de Internet. Es en 1994 cuando se vende el primer producto online: una pizza la americana Pizza Hut. En 1995 Ebay consigue vender por primera vez y Amazon lanza su primera tienda.
Los nuevos hábitos de compra
Con el desarrollo tecnológico, la rápida adopción del PC y los avances de la telefonía móvil con la proliferación de los smartphones (5.320 millones de personas en todo el mundo ya disponen de un teléfono inteligente en todo el mundo según el estudio “Digital 2022”, elaborado por WeAreSocial), el e-commerce, no solo está en su máximo esplendor, sino que el IoT y los progresos que se están produciendo, tanto en los métodos de pago como en otro gran caballo de batalla como es la logística, están provocando que el comercio electrónico siga en continua evolución.
En la presentación del último informe sobre e-commerce que mencionábamos anteriormente, Alberto Martín, head of Generalist Classified & Advertising Sales de Adevinta Spain, afirmaba, “el último año ha supuesto un reto de adaptación a un nuevo entorno aún más digital y, en este nuevo ecosistema, el e-ecommerce está desempeñando un papel clave. Tanto el comercio digital como los nuevos hábitos de consumo han llegado para quedarse. En los próximos meses seguiremos vislumbrando cómo evolucionan y cómo las empresas continuamos adaptándonos para permanecer al lado de usuarios y clientes”.