Actualmente, más del 40% del gas que se consume en Europa procede de Rusia, que recibe cada día unos 800 millones de euros de los países de la UE por las exportaciones de gas y petróleo. Esta dependencia ha provocado que se busque una alternativa para que, de aquí a 2023 se reduzca la dependencia energética de Rusia en 2/3: hablamos del gas natural licuado (GNL).
¿Qué es el GNL? Es el gas natural en su fase líquida. Para lograrlo se mantiene a una temperatura de -160º C durante su transporte, que se realiza en recipientes altamente aislados en buques especializados. La principal ventaja de su estado líquido es que ocupa un volumen muy inferior al tradicional, ya que por cada litro de GNL se obtienen unos 570 litros de gas natural gaseoso a temperatura ambiente. Se devuelve a su estado gaseoso en el país de destino y, por tanto, no necesita gaseoductos para transportarlo.
Apuesta de Europa por el GNL
El pasado mes de marzo se presentó ante la Comisión Europea el proyecto REPowerEU, un acuerdo entre Estados Unidos y la UE que proponía aumentar las ventas de GNL. El objetivo es que Europa reduzca a cero las compras de combustibles fósiles rusos antes de 2030, empezando por el gas. Según detalla la Comisión Europea, el 85 % de los europeos cree que la UE debería reducir su dependencia del gas y el petróleo rusos lo antes posible.
Europa lleva semanas intentando abastecerse de la mayor cantidad de GNL, pero se ha topado con el mayor de los problemas: la falta de almacenamiento. Los buques cisterna cargados de gas natural licuado se están acumulando en diversos puertos europeos a la espera de poder descargar su mercancía. Se han aumentado considerablemente las importaciones desde Estados Unidos y Qatar, según declaraciones de Felix Booth, jefe de GNL de Vortexa. Y asegura que “a finales de octubre habían 35 embarcaciones flotando cerca de los puertos del noroeste de Europa y la península ibérica por la falta de opciones de almacenamiento”.
La llegada del invierno provocará que los precios de este combustible aumenten considerablemente y se está intentando aumentar el abastecimiento antes del incremento. «Llenar el almacenamiento antes del próximo invierno requerirá que la UE importe todavía más GNL porque es necesario reemplazar las importaciones perdidas durante todo un año», ha detallado Booth.
El papel clave de España
El 35% de la capacidad de almacenamiento de GNL de la UE más el Reino Unido se encuentra en España, según datos proporcionados por Gas Infrastructure Europe (GIE), la asociación de operadores europeos de infraestructuras de gas, compuesta por 67 compañías de 26 países.
El problema se encuentra en las vías de suministro, ya que el GNL vuelve a su estado gaseoso en el país de destino y España sería la encargada de transportar ese gas en su estado natural y distribuirlo al resto de países de Europa. Para poder llevarlo a cabo se necesitaría un gaseoducto que, a día de hoy, no cuenta con conexión más allá de los Pirineos.
Es por ello que se ha vuelto a barajar la posibilidad de reactivar el proyecto MidCat. Se trata de un gaseoducto que tiene como origen Argelia y que recorre España para llevar el gas al resto de países europeos. El proyecto quedó parado en 2018 debido a las dudas sobre su rentabilidad y actualmente no llega a conectar con Francia.
El MidCat cuenta con una capacidad de 9 bcm (miles de millones de metros cúbicos al año) de gas. Este proyecto se sumaría a los dos gaseoductos que funcionan con normalidad en España y que conectan con Francia: País Vasco y Navarra (unos 8 bcm anuales). Entre los tres gaseoductos se alcanzaría la cifra de 17 bcm.
De todas maneras, a los gaseoductos se deberían añadir las plantas de regasificación con las que cuenta actualmente España y que permiten convertir el gas natural licuado en gas convencional. Actualmente cuenta con seis centros, lo que convierte a España en el país con mayor capacidad de importación de GNL de la UE, unos 60 bcm.
Para poner en funcionamiento el MidCat hace falta una inversión de unos 3.100 millones de euros. Ahora mismo faltan 2.354 kilómetros por construirse y eso hace que se retrase mucho su puesta en funcionamiento. Además, si Bruselas finalmente decide apoyar el proyecto es posible que exija una ampliación de su capacidad y haga que se demore aún más.
La falta de rentabilidad hace que, según los expertos, la construcción podría llegar a demorarse uno 10 años, algo que provocaría que los promotores del proyecto no obtuvieran sus ingresos hasta entonces.
Si la UE apuesta por el almacenamiento y distribución del GNL, la península ibérica se podría convertir a largo plazo en el mayor proveedor de hidrógeno verde a partir de energías renovables de toda la Unión Europea. Para lograrlo, sería necesario construir más gaseoductos, además de finalizar el MidCat, compatibles con el transporte de hidrógeno como requiere la Comisión Europea en el plan RepowerEU.